martes, 20 de noviembre de 2007

¿Cómo repercute Botnia en la economía de Uruguay?

En la página de Botnia puede leerse que es una empresa finesa creada en 1973 y que da empleo en forma directa a cerca de 2.500 personas, siendo el segundo productor europeo de celulosa “high quality”

Posee seis (6) plantas de celulosa y la de Uruguay es la primera y única inversión productiva fuera de Finlandia. Allí tiene previsto una producción de un millón de toneladas anuales de pasta de celulosa, destinada en un 80% al mercado europeo y en un 20% al mercado asiático.



La pregunta que surge es: ¿Qué incidencia tiene Botnia en la economía del país oriental?

Botnia invirtió 1.200 millones de dólares en la planta de Fray Bentos, lo que la constituye como la mayor inversión extranjera para producción manufacturera en Uruguay. Esto fue posible por el firme apoyo del Gobierno uruguayo, que creó una Zona Franca para liberar al inversionista de pagar cuantiosos impuestos por la importación de equipos y maquinarias.

Desde el punto de vista del aporte al empleo la planta creó 400 fuentes de trabajo en forma directa, aunque vale aclarar que algunos puestos claves están ocupados por técnicos finlandeses. Otras 500 indirectas surgen de actividades relacionadas con la recepción de la madera en la planta y las operaciones portuarias de la salida de celulosa desde el puerto.

Durante la construcción de la fábrica de pulpa llegaron a emplearse –a través de contrataciones directas y de firmas subcontratistas- alrededor de 5300 personas. No es un dato menor la generación de trabajo indirecto surgido de las empresas de servicios que nacieron con la llegada de Botnia, que habrían incorporado miles de puestos extras.

Las exportaciones uruguayas que hoy ascienden a u$s 3.993 millones anuales se verán incrementadas por la contribución de Botnia en u$s 700 millones (Un 17,5% más).

El Producto Interno Bruto (PIB) a valores corrientes, estimado para 2007 en u$s 21.150 millones de dólares crecería cerca de un 1,6% sólo por el valor agregado que suma esta inversión.

Es importante también el aporte de energía a la red energética estatal. Botnia generará 120 mega de energía producto de la combustión de la parte orgánica del Licor Negro y de las cortezas y aserrines desechados en el proceso. Del total, 78 mega utilizará Botnia en la misma planta (circuito cerrado de autoabastecimiento), entre 5 a 30 tendrán como destino a Kemira (abastecedora de productos químicos de la planta) y el resto, entre 12 a 37, será utilizado por la red de energía de UTE. Esa capacidad sobrante es capaz de suministrar el consumo total de energía que necesita Fray Bentos.

Las voces que se oponen al funcionamiento de la pastera, amén de los reparos que manifiestan desde el punto de vista del impacto ambiental, critican y minimizan los que ellos denominan los “supuestos” beneficios económicos aportados. Manifiestan que los puestos de trabajo reales son muchos menos que los que se indicaron en el momento del anuncio de la inversión y que la radicación de la planta finesa en tierras uruguayas se sustenta en una cuestión de reducción de costos que atiende a tres variables fundamentales: los bajos salarios de la mano de obra, las exenciones impositivas que posibilitó la creación de la Zona Franca y el bajo costo de las tierras forestables.

No cabe duda que los finlandeses realizaron esta importante inversión en Uruguay tras haber hecho estudios y análisis que garantizaban que el proyecto brindaría grandes ventajas competitivas sustentables. Por este mismo motivo es probable que otras empresas del Hemisferio Norte se instalen en la región. Empresas productoras de celulosa y papel de Chile y Brasil han pasado a manos europeas en los últimos tiempos.

Aparte de los puntos expuestos –nivel de salarios, exenciones, costos- esta tendencia de desplazamiento de la industria papelera obedece a un punto crucial: mientras que en el Norte la materia prima se obtiene de bosques naturales, en el Sur surge de bosque plantados por el hombre que dan rendimientos excepcionales. Las condiciones climáticas del Cono Sur permiten un período de maduración mucho más corto que favorece la rotación de tala.

Las maderas de fibra corta (Hardwood) que utilizará Botnia como materia prima son el Eucalyptys Grandis y Duni, que alcanzan la edad de corte entre los 7 y 10 años, mientras que el Abedul que se encuentran en los bosques de los países nórdicos alcanza la edad de tala entre los 35 y 40 años. Otra ventaja es el rendimiento por m3 por hectárea al año que en el caso de los primeros está en el orden de 30-40 y en el caso de los segundos de 4-6.

Este es el FACTOR CLAVE que hace presuponer la llegada de nuevas inversiones de este tipo en la región, que benefician sin duda tanto a las empresas como al país receptor. El factor de daño al medio ambiente se ve minimizado por la alta tecnología aplicada y “know how” de estas importantes empresas.

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