lunes, 24 de diciembre de 2007

Un fenómeno que se repite: Recortes de producción a nivel mundial buscando mayor rentabilidad.

Ya no sorprende, cada vez más papeleras recurren al cierre de molinos (plantas de producción), temporales o definitivos, recortando la oferta de papel para obtener mayor rentabilidad en sus operaciones.

Los motivos de la baja rentabilidad, son los mayores costos a los que debe hacer frente la industria del papel y que están conformados por la madera (o pasta celulósica), el papel reciclado, los químicos y fundamentalmente la energía consumida. A esto se suma una sobreoferta de papeles de distinto tipo en el mercado y un estancamiento de la demanda.

En los países nórdicos pareció ensombrecerse mucho más el panorama al anunciar Rusia la implementación de un impuesto a la exportación de madera a partir del 1º de enero de 2009. La madera rusa provee de materia prima a algunos molinos suecos y fineses. El impuesto sería un 80% del costo o un mínimo de 50 euros por metro cúbico.

Es por ello que mediante los cierres o recortes en la oferta las empresas papeleras buscan una suba de precios que mejore sus resultados financieros.

Este año UPM restó 450.000 toneladas de papel para revistas al cerrar el molino de Miramachi en Canadá y suspender en forma temporal la producción de 250.000 toneladas de papel newsprint en molinos ubicados en Austria y Finlandia.

M-Real, subsidiaria del Grupo Metsälitto, cerró por su parte molinos en Finlandia, Alemania, Suecia y Reino Unido recortando 70.000 toneladas de cartulinas y 175.000 toneladas de papeles wood-free no estucados.

Norske Skog había comenzado su programa de recortes hace unos tres años. En 2006 recortó 564.000 toneladas de newsprint, y en 2007 recortó otras 70.000 toneladas. En 2008 tiene planeado una nueva merma en la oferta del orden de las 200.000 toneladas que afectarán molinos ubicados en Noruega, Holanda y Francia. Otra de sus estrategias es cerrar acuerdos de provisión con importantes editoriales del mundo a fin de garantizar sus ingresos. Además fue una de las primeras empresas papeleras en hacer inversiones fuera de los territorios "tradicionales" de producción al adquirir la fábrica de Pisa, en Brasil y de Bío Bío, en Chile, buscando un abaratamiento en sus costos.

Stora Enso también entró en esta estrategia de recortes al anunciar el cierre de los molinos de papel Summa y Anjala (Finlandia) y el cierre de los molinos de pulpa Kemijärvi (Finlandia) y Norrsundet (Suecia). De ésta forma reducirá la oferta en 505.000 toneladas de producción de papel newsprint y para revistas, y en 550.000 toneladas de producción de pulpa celulósica. También está en la mira el molino de Kotka (Finlandia) y sus unidades de negocio de papeles estucados. Se desprendió además de sus operaciones en Norteamérica y redujo el staff administrativo en más de un 30% a nivel mundial.

Más cerca geográficamente, en Chile, en mayo pasado, Papelera Concepción cerró su planta temporalmente y dejó de producir papel periódico debido a los altos costos de energía y a la crisis energética que enfrenta la región. Con este cierre se perdieron 45.000 toneladas de papel newsprint cuyo principal destinatario era el mercado latinoamericano.

Las medidas tomadas –que provocan una retracción de la oferta- conducen a una suba en los precios internacionales del papel y a que los grandes consumidores traten de asegurarse un aprovisionamiento sustentable mediante acuerdos. Los grandes perjudicados los clientes menores (gráficas) que deben luchar para conseguir una cuota de papel y al mismo tiempo hacer frente a las subas de su principal insumo. Por supuesto los países “periféricos” sufren en mayor medida, ya que quedan postergados en la asignación de cuotas ante la preferencia de clientes en Europa y Norteamérica.

Brasil, por su parte se beneficia de la situación. Sin grandes problemas de producción, aprovecha la contracción de la oferta europea para colocar sus productos a un precio mayor, sabiendo que los clientes lo pagarán al no tener otras alternativas a su alcance.

Los números no cierran para los accionistas de los principales productores papeleros a nivel mundial y por ello los CEO’s buscan distintas alternativas para mejorar la rentabilidad. Una es el análisis de los molinos y el cierre de los menos eficientes o deficitarios. Otra el enfoque de las unidades productivas hacia nichos específicos de mercado. Por otra parte se buscan acuerdos con importantes clientes para garantizar ventas a mediano plazo. Y por último se examinan alternativas para abaratar los costos de energía y materia prima.

Con estos datos no cabe duda el porqué de las grandes inversiones de las pasteras internacionales en territorio uruguayo, minimizar el costo de su principal materia prima: la madera y/o celulosa.

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