Desde que comenzó a producir celulosa, la pastera Botnia es mirada con lupa por los grupos ambientalistas y la reiteración de sucesos en la planta perjudican día a día su imagen.
Esta vez cuatro operarios debieron ser hospitalizados por un incidente ocurrido mientras trabajaban con dióxido de cloro en la torre de enfriamiento de la planta de tratamiento de agua. Aunque la información salió hoy a la luz, el hecho ocurrió en la semana y se supo que los trabajadores afectados estuvieron internados dos días por irritación en los ojos y en las vías respiratorias.
Este es el cuarto incidente que se produce en la planta. Se suma al de los obreros que sufrieron los efectos del contacto con sulfuro de sodio en agosto, la parada de calderas que provocaron fuertes olores a principios de noviembre y las denuncias de docentes a fines del mismo mes por alumnos afectados por las emanaciones nauseabundas.
Sin lugar a dudas, todos los días, en fábricas argentinas y uruguayas de cualquier actividad, ocurren incidentes y/o accidentes que no llegan a conocimiento de la opinión pública, pero los directivos de Botnia, sabiendo que todas las miradas convergen en la planta, tendrían que adoptar medidas de control y seguridad más extrictas y rigurosas. Estos errores continuos hacen dudar a muchos, que se mantuvieron hasta hace poco indiferentes o prescindentes, sobre la inocuidad de la actividad de la empresa finesa.
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